LA VASIJA II.- SILENCIO
23 - II. SILENCIO
Pero no
pude escuchar
la
oscilación de los labios callados,
el eco
de la palabra ausente,
la voz
del corazón expandiéndose,
respondiendo
al grito omitido del amor o del deseo.
Y
arrojé con furia la vasija enmudecida,
luché
contra el pétreo mutismo
a
cuerpo descubierto,
sin
coraza ni armadura,
sola en
medio del páramo,
sin
cobijos, sin parapetos,
con un
audaz escudo de palabras desnudas
inventando
un lenguaje arraigado en la herida,
escrito
sobre tu piel
con
signos encabritados,
señas
temerarias,
gestos
ineludibles,
emblemas
virtuales
anudándose
a tus secretos.
Sentí
mis palabras como golpes secos,
solidificándose,
cayendo
una sobre otra,
vulnerando
tu sigilo,
levantando
una muralla impenetrable
que nos
hizo ajenos al gran estruendo exterior,
trenzando
una cuerda infinita
de
cuyos lazos no pudimos desatarnos,
que nos
unió juntos a lo nunca expreso,
y nos
dejó ocultos en el Gran Silencio.
Luisa Gómez Gascón
(Agosto 1961-Feb 2011)
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