Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Cuento

El Amor y la Locura - Mario Benedetti

Imagen
  Del canal de youtube: Santi Isidro Storytelling El Amor es ciego y la Locura le acompaña (Mario Benedetti) https://www.youtube.com/watch?v=GTgoLMAPLec El texto completo en: https://recitaldepoesiaycuentos.com/2018/07/09/el-amor-y-la-locura-mario-benedetti/ Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando EL ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, LA LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: -¿Vamos a jugar al escondite? LA INTRIGA levantó la ceja intrigada y LA CURIOSIDAD, sin poder contenerse, preguntó: -¿Al escondite? ¿Y cómo es eso? -Es un juego -explicó LA LOCURA- en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes a quien encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. EL ENTUSIASMO bailó secundado por LA EUFORIA, LA ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por ...

Conexión con las estrellas

Imagen
  Conexión con las estrellas Formaba parte de una camada de cuatro hermanos, dos hembras y dos machos que nuestra madre nutría con dedicación. Mi mundo se reducía a ese pequeño conjunto de cinco seres que la prudencia de nuestra madre mantenía un poco aislado. Búfalos, hienas, además de posibles machos ajenos a la manada principal, entre otros potenciales enemigos podrían poner en peligro nuestra supervivencia. Esta fase temprana estuvo dominada por los temores compartidos cuando estábamos solos y los periodos de acompañamiento de nuestra madre, en los que mamábamos, sesteábamos o comenzaban nuestros primeros juegos. La vida de la que no éramos conscientes no fue muy amable con nosotros. Pronto viviríamos el primer susto que por suerte quedó en eso; una hiena errante o exploradora nos olisqueó y tuvimos que protegernos en la parte central de aquel arbusto espinoso que nos servía de refugio temporal. El contacto con los hermanos, disminuía el terror que las fauces próximas nos p...

El árbol de la memoria

Imagen
  El árbol de la memoria Descendía el camino sinuoso entre paredes de huertos hacia la fuente y el lavadero. El piso había sido de calzada y por ahí habían bajado y subido las caballerías al abrevadero y las mujeres con sus canastos de ropa, sucia en una dirección y limpia al regreso. Al ir cambiando los usos y costumbres, fueron desapareciendo las caballerías y las mujeres dejaron de subir y bajar semanalmente. Las piedras del camino se fueron recubriendo de hierba y las de las paredes que lo delimitaban, de musgo. Un regato no muy caudaloso daba salida al agua de la fuente y las escorrentías del lugar hacia el río bajo el pueblo. Un puentecillo artesanal de aspecto precario pero sólido, daba paso a la zona habilitada para nosotros, los niños. Era un espacio no muy nivelado entre una carreterita, el lavadero y los huertos. Fresnos, arces y algunos chopos, acompañaban a un descolorido tobogán y dos inseguros columpios. Ese era nuestro reino temporal, sobre todo en las épocas ...

Penita roedora

Penita roedora   A B I que me inspira      Yo tenía, tenía una pena, penita que me roía, que me roía. La miraba y se fortalecía. Decidí ignorarla. El tiempo fue haciendo su trabajo, mas algo ocasional  la hizo emerger repentinamente. La percibía delgada, débil. Al sentirse observada, revivía. Sucedió en más de una ocasión, hasta que comprendí el mecanismo. La fórmula era olvidarla de forma inmisericorde y aplicarle tratamiento de choque: amor propio, alegría, jovialidad. Tras ésto, miré al futuro con serenidad y agradecí, siempre hay que agradecer la enseñanza, el aprendizaje de los hechos que le dieron nacimiento. Me siento sanado de esa penita roedora que me ayudó a valorarme, a independizarme y que se transmutó a través de aquel tratamiento inspirador, para revivir y rejuvenecer. Álvaro   Del canal de Instagram   @auracanaloficial  

El abismo

Imagen
  El abismo Caminaba por la naturaleza disfrutando de la suave brisa y de los sonidos pujantes que anunciaban la próxima primavera. Los cipreses con sus ramas cabizbajas repletas de polen, soltaban pequeñas nubes de tonos marrón-anaranjados cuando la brisa se hacía más patente. Algunas especies de pájaros se tornaban más laboriosos preparando sus nidos, se iban emparejando o realizaban sus paradas nupciales. Las grullas ruidosas pasaban hacia el norte entre las nubes o sobre ellas, en grandes uves dinámicas, uniéndose a otras para formar una uve mayor o partiéndose en busca de la economía del esfuerzo. Embebido en la observación de mi entorno llegué a un cortado que limitaba mi avance. El paisaje era   espectacular. A lo lejos montañas blancas, en el fondo del valle mosaico de verdes aún tenues y campos labrados. Salpicando la superficie pequeños núcleos habitados y entre unas y otros, bosques de pinos y carrascas. Aquí en zona próxima antes del desnivel erizones y pinos...

El bosque parlante

Imagen
  El bosque parlante Caminaba por aquella pequeña meseta rodeada de bosque con la intención de penetrar entre los árboles y recolectar setas. A lo lejos y entre ellos, parecían producirse pequeños destellos que se iban moviendo   a cierta altura de forma ondulante.   Cuando aún no había salido de la espesura percibí una silueta extraña. Me pareció que alguien andaba sobre zancos y en su cabeza unas zarzas que chisporroteaban. Pensé que era algún inconsciente, pues aunque el ambiente estaba más bien húmedo, al bosque y el fuego es mejor mantenerlos distantes. Al salir al claro observé con sorpresa a un hombre larguirucho de unos 2 metros y medio o algo más, con una especie de turbante y un paño de un amarillo llamativo . Enredado en las vueltas del pelo, luces de colores se encendían y apagaban de forma aleatoria. Avanzaba de forma desmadejada por la senda que confluía con el camino. La impresión que me causó es que o trabajaba en un circo o era un loco. No sé por qué ...

Tormenta

Imagen
  Tormenta Era tormenta en ciernes, nacía en el mar, me nutría en él y descargaba con facilidad incomodando a los barcos de poco calado y poniendo en aprietos a aquellos pequeñitos que se habían alejado inconscientemente de su lugar de protección o se habían encontrado conmigo de forma inesperada. Nacía una y otra vez para aprender y mejorar mis técnicas de desplazamiento horizontal, mientras acumulaba volumen. Luego incorporé un nuevo saber, el subir aprovechando las corrientes cálidas, buscando el lugar apropiado para descargar. Allá veía un grupo de barcos en busca de bancos de peces que se llevarían sin plantearse más que el deseo de comercializar. Quizá descargaría ahí. Foto procedente de: https://blog.meteoclim.com/las-tormentas-y-su-clasificacion Aprendí a entrar en zonas no marinas y vertí mi energía violenta sobre montañas y valles. Veía como se desestabilizaban los terrenos, crecían los torrentes y ríos y causaba problemas en las gentes. Luego observaba que les...

Cita de Carlos Castañeda

Imagen
  La mayor parte de la humanidad está predispuesta a la sumisión. Gente inconsciente, completamente administrada. Quien ha entendido, ha entendido, no necesita consejos. Quien no ha entendido nunca entenderá. No culpo a estas personas porque están estructuradas para vivir. ¿Hogar significa simplemente vivir? Comer, beber, respirar, dar a luz, trabajar, mirar televisión, comer pizza los sábados por la noche, ir al juego. Su mundo termina ahí. No puedo percibir nada más. En cambio, hay un grupo muy pequeño de seres humanos que son "defectos de fabricación": han escapado del control de calidad de la línea de producción. Son pocos, son herejes, son guerreros. - Carlos Castañeda.

La gota viajera - y II

Imagen
  La gota viajera II   Después de aprender y dominar esa situación, sentíamos que había que explorar nuevos mundos y nos dirigimos a mar abierto con la intención de visitar las profundidades. La fauna fue cambiando conforme bajábamos. De pronto una masa enorme y ondulante se fue abriendo paso en dirección a donde estábamos. Una enorme serpiente, grande como un velero, recorría el lugar observando con una cierta frialdad, todo lo que la rodeaba. Nada tenía que temer, sin embargo su aspecto era imponente, armoniosa en sus movimientos y parecía que acababa de capturar algo, o quizá estaba comiendo. Cuando los detalles quedaron claros por la proximidad pude ver que el interior de su boca estaba ocupado por una cabeza de mujer que a su vez observaba todo y se movía con soltura en su interior.   Formaba parte de ese curioso ser. Calculé que seríamos muchísimas las desplazadas a su paso, pero al mover su columna en curvas verticales, las desplazadas fueron las que estaban en...

La gota viajera I

Imagen
  La gota viajera I   -          “¡Hemos llegado al mar!” Había oído hablar tanto de él. Bueno, de él o de ella, porque cuando iba entre montañas lo nombraban en masculino y cuando su viaje se acercaba al final, o eso pensaba cada vez con más frecuencia, le decían la mar. En una ocasión, oyó a unos pescadores que lo llamaban LA MAR OCÉANA , así con mucho respeto, y nuestra protagonista enseguida lo asoció a grandeza, majestuosidad, poderío, riqueza… Los observadores externos las veían todas iguales, sólo los más perspicaces, apreciaban pequeñas diferencias de tamaño y sin embargo cada una de ellas se consideraba distinta a las otras. Tenían dos características, la segunda era la más evidente, las describía como unas viajeras empedernidas. La otra, aun siendo la principal solía pasar inadvertida y el uso de la misma era lo que las llevaba a experimentar, dejando en su esencia marcas imperceptibles. ¡ERAN LIBRES! Muchas experiencia...

Caí en una nube.

Imagen
  Caí en una nube No sé cómo había llegado allí. Seguramente me había caído del aeroplano cuando me asomé para ver con más detalle mi pueblo a través de las nubes. La verdad que no había notado ningún golpe ni arañazo de los árboles que por ahí estaban. En casa me lo decían continuamente y sobre todo en el colegio: - “Si es que estás en las nubes”. Esta vez era de verdad, aunque no coincidía con la percepción que de ellas tenía. Era de colores suaves y dominaban los tonos verdes. Un camino con césped cortito, invitaba a recorrerlo. A los lados flores variadas, rosales sin espinas y árboles robustos. Por un momento pensé:- “Con tanta humedad, no me extraña que esté todo tan frondoso; ¿se verán las raíces desde abajo?”. “Naaa, todo es nube”, me contesté. Un ser con túnica verde se hallaba sentado en una roca, verde. La capucha ensombrecía sus facciones dificultando el perfilarlas. Parecía estar meditando y no reparar en mi presencia. Un poco por timidez y otro por prudencia, pa...