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Mostrando entradas de abril, 2022

25 - EN LA RAÍZ, DE PERMANENCIA 1

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 25 EN LA RAÍZ, DE PERMANENCIA EN LA PALABRA AMEDRENTADA ¿Por qué despuntó la palabra al dolor, al míedo inconfesable, al alba gris eterna, creciéndose nocturna?   ¿Por qué fluyen las raíces desterradas en la mañana cargada de alveolos, de vómitos, de suicidios, ondulantes mareas fluctuando alaridos, solas, tan solas que no son que no fueron sonido, ni eco, ni verbo, ni materia?   Antes de olvido, elipsis entregada al silencio.   Luego, anudadas al no, limitadas, crepúsculo de emblemas sorteando la luz moribunda.   Al fin nada. Luisa Gómez Gascón (Agosto 1961-Feb 2011)

Sonata triste

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  Sonata triste. ¿Cómo habíamos llegado a ésto?. Quizá el orgullo, la mala suerte, o un cúmulo de circunstancias habían hecho que nos deslizáramos por la pendiente. No supimos frenar, menos aún revertir. ¡Tantos cuentos acaban en boda!, tantos en “y fueron felices y comieron perdices”, pero es que no acaban ahí, los cortan ahí. Me gustaría ver a la princesa después de veinte años, al príncipe ya gordo y sin haber heredado el trono, tratando de educar a unos hijos consentidos y caprichosos imagino. Nos habíamos casado muy enamorados y de aquel amor habían nacido cuatro hijos que pronto se fueron despegando del hogar. La pequeña tomó la decisión de quedarse en casa cuando los demás hermanos habían partido. Fue un puntal para ambos y una gran ayuda para su madre, débil y silenciosa. Vivíamos en una casa de campo. Demasiado trabajo en el día a día que iba envolviendo a todos. Los bichos, las faenas de campo, los trabajos de la lana, el queso… La comunicación se fue reduciendo, tambié

Hoy día de San Jorge

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  Ponto de São Jorge (Alex Polari) São Jorge está aqui São Jorge aqui está Com seu cavalo branco Guerreiro melhor não há   Viva o Rei Ogum Ele veio anunciar Que as linhas estão abertas Que é pra nós se aliar   Punto de San Jorge (Alex Polari) San Jorge está aquí San Jorge aquí está Con su caballo blanco Guerrero mejor no hay   Saluden al rey Ogun Él vino a anunciar Que las líneas están abiertas Eso es para nos unir Referencia:  Nossa Irmandade  

Planta árboles

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  El que planta árboles, sabiendo que nunca se sentará a su sombra, ha empezado a entender el significado de la vida.

La Sirena

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  LA SIRENA ¿Qué sabes tú de mí? ¿qué, de mis noches bajo la luz del silencio, de la clara luna que me envuelve en los escollos, y convierte mi pena en peces nadando a la deriva por el mar de los sueños? ¿Alguna vez sentiste la inmensidad del océano en tu piel? ¿Conoces las cuevas de los arrecifes donde las frías noches se reúnen y se hacen tan densas, que pudieran cogerse pedazos de húmeda oscuridad con las manos?   ¿Recuerdas el instante que me transformó en agua?   Dormidos sobre el molde de las arenas soñábamos ajenos, distantes, que nos mirábamos en un cuenco de agua fresca, con sabor a barro profundo.   Me deseabas pez   acariciándome las escamas, escurriéndose entre tus piernas y tus nalgas,   Te anhelaba desde el mar, deslizándote por mi cabello de algas, y el sueño cristalizó fuera de las mentes adormiladas.   Caí al hondo cántaro y la reverberación del golpe desbordó sus aguas. Fui corriente abajo, velo

LA VASIJA II.- SILENCIO

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23 - II. SILENCIO   Pero no pude escuchar la oscilación de los labios callados, el eco de la palabra ausente, la voz del corazón expandiéndose, respondiendo al grito omitido del amor o del deseo.   Y arrojé con furia la vasija enmudecida, luché contra el pétreo mutismo a cuerpo descubierto, sin coraza ni armadura, sola en medio del páramo, sin cobijos, sin parapetos, con un audaz escudo de palabras desnudas inventando un lenguaje arraigado en la herida, escrito sobre tu piel con signos encabritados, señas temerarias, gestos ineludibles, emblemas virtuales anudándose a tus secretos.   Sentí mis palabras como golpes secos, solidificándose, cayendo una sobre otra, vulnerando tu sigilo, levantando una muralla impenetrable que nos hizo ajenos al gran estruendo exterior, trenzando una cuerda infinita de cuyos lazos no pudimos desatarnos, que nos unió juntos a lo nunca expreso, y nos dejó ocultos en el Gran Silencio. Luisa Góme

El Mensajero del Aire - II

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  EL MENSAJERO DEL AIRE - II – “Pensando, pensando, - seguía Silverio - empecé a entender que demasiadas cosas en mi vida estaban relacionadas con este elemento, pero era la primera vez que oía hablar del “Espíritu del Aire”. Busqué un sitio tranquilo en un parque próximo y hallé un lugar frondoso y discreto para reflexionar sobre aquellas palabras. Me acomodé apoyado en un árbol y cerré mis ojos intentando calmar mi mente y relajar mi cuerpo. No habrían pasado muchos minutos cuando una ligera brisa me hizo estremecer; abrí los ojos con la sensación de que había alguien más. – Ahí estaba, mirándome. No sabía cómo se había manifestado ni por qué. No podía decir que estaba plantado ni tan siquiera parado, ya que su cualidad intrínseca era el movimiento y se presentaba con una leve ondulación que asocié a un pez “lámina”, vertical y transparente, flotando y mostrándose de perfil para que pudiera apreciarlo con más facilidad. Sus límites, si se puede decir que los espíritus los tienen

Nicola Tesla

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El Mensajero del Aire - I

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  EL MENSAJERO DEL AIRE - I Había oído hablar de un curioso personaje muy relacionado con objetos movidos por el viento. No sabía muchos detalles, sólo, que era de edad avanzada y en la zona era tenido por raro cuando no por loco. Averigüé dónde vivía   pensando que podía ser interesante conocerlo. Me dirigí resuelto a la que ya en mi imaginación había bautizado como “La casa de los vientos”. Tomé el camino que conducía a los montes donde se encontraba mi objetivo, disfrutando de los tonos amarillos, rojos y castaños que el final del verano imprimía en algunos árboles. Sobre la redondeada cresta de la montaña desde donde se divisaba el valle inmediato, escudriñé el paisaje, intentando descubrir la casa que buscaba. Un pequeño río recorría con suavidad su eje central desviándose en ocasiones en busca del desnivel. Pequeñas aldeas dispersas y alguna casa aislada, que parecía trepar por las laderas del valle, daba n la sensación de que el tiempo caminaba al ritmo del indolente gan

LA VASIJA I.- RESONANCIA

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  22 LA VASIJA I.- RESONANCIA Para escuchar la reverberación de la afonía me volví tímpano descomunal, agudicé hasta el límite la sensibilidad auditiva, torneé de barro puro la vasija más frágil y profunda que captara la vibración imperceptible para el oído de los murciélagos. Y, a través del fabuloso invento, atraje hacia mi conciencia las innumerables ondas que devanean por el universo, el eco de los sonidos que emitieron seres vivos e inertes desde el origen de los tiempos, el rugido del Gran Trueno, de la explosión cósmica que hizo surgir el planeta, el crujido de las piedras bajo las pisadas de los dinos: los aullidos de placer y de dolor lanzados por los hombres que existieron el húmedo chasquido de nuestro último beso. Luisa Gómez Gascón (Agosto 1961-Feb 2011)