Densidad
Densidad
Me
noto transparente.
Aún
no era muy consciente de mí mismo y me sentía aire, movimiento, traslación;
todo me atraía y en nada me paraba mucho, sólo mientras otro estímulo asomaba
en mi horizonte próximo para llamarme con su presencia. Incluso los espejismos
y las ilusiones me atrajeron durante un tiempo. Inopinadamente, fui tomando
humedad del ambiente y aumentando el número de pequeñas partículas que cargaba sin percatarme,
llevándolas de aquí para allá.
Aumentó la humedad hasta el punto que parecía nube; aproveché entonces para experimentar. Pinté detrás de mis siluetas el cielo de gris azulado con pinceladas tímidas primero, suaves brochazos después y consistentes formas por último. Acabaron precipitándose al no poder eludir la gravedad, pensaba. Pero no era gravedad, era mi destino que me inclinaba a materializarme a vivir nuevas experiencias en formas nuevas.
A
través de esa densificación se alternaron una gama de experiencias exquisitas y
otras terribles, que fueron forjando mi espíritu y puliendo mi materia. Mi materia, digo, pero
si no es mía, es prestada. La Madre Tierra me la dejó para experimentar con
ella, para expresarme con ella e interactuar en la densidad y aprender,
aprender…
Todos
los recorridos vitales consisten básicamente en eso, en aprender, de los aciertos,
de los no aciertos y de los errores casuales o contumaces. Todos nos van
puliendo y en ese vaivén nos vamos haciendo conscientes que la materia sirve. Comprendes
que es sólo un plano intermedio más en el que has de modelar, cocer y recocer
hasta que se funda en algo sublime, que irá directamente a conectar con tu
espíritu del que pensabas estar separado. Entonces el recorrido habrá valido la
pena, pues serás capaz de percibir el abrazo que tu espíritu te dará, como te
ha dado siempre, mas tu densidad no te permitía ser consciente de esa unión.
Álvaro
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