Tormenta

 

Tormenta

Era tormenta en ciernes, nacía en el mar, me nutría en él y descargaba con facilidad incomodando a los barcos de poco calado y poniendo en aprietos a aquellos pequeñitos que se habían alejado inconscientemente de su lugar de protección o se habían encontrado conmigo de forma inesperada.

Nacía una y otra vez para aprender y mejorar mis técnicas de desplazamiento horizontal, mientras acumulaba volumen. Luego incorporé un nuevo saber, el subir aprovechando las corrientes cálidas, buscando el lugar apropiado para descargar. Allá veía un grupo de barcos en busca de bancos de peces que se llevarían sin plantearse más que el deseo de comercializar. Quizá descargaría ahí.


Foto procedente de: https://blog.meteoclim.com/las-tormentas-y-su-clasificacion

Aprendí a entrar en zonas no marinas y vertí mi energía violenta sobre montañas y valles. Veía como se desestabilizaban los terrenos, crecían los torrentes y ríos y causaba problemas en las gentes. Luego observaba que les costaba volver a su equilibrio. Empezaron a manipularme, debilitarme, tratar de disolverme y muchas veces lo consiguieron. Pero yo era tenaz, era mi naturaleza, nacer, crecer y descargar de forma suave o violenta.

Probé muchas formas, las eléctricas eran las que más me gustaban. Estruendo, estruendo, rayos, chispas y más estruendo. Me desplacé a zonas frías para convertirme en tormenta de nieve, también de granizo en zonas templadas y de arena en zonas áridas. Fui huracán y tifón, pero también garúa, chirimiri o calabobos según el lugar.

Pasaron los años y ahora veo las cosas de forma distinta. Evito la confrontación, observo a mis enemigos como si no existieran, no les pongo mucha atención y de forma impasible sigo mi curso, renacer, nutrirme y descargar, una y otra vez. Aprendo, llevo un devenir tranquilo, sin alardes, dejando constancia de mi potencial y mientras tanto, SOY.

Álvaro – Tormenta autoexistente azul – De la onda del Guerrero.

Comentarios

Entradas más populares

Penita roedora

El árbol de la memoria