La niña de las flores

La niña de las flores A martamar Aquel verano veía pasar de vez en cuando a una niña de edad próxima a la mía. Se dirigía a los prados situados sobre el pueblo llevando una cestita de mimbre cuyo contenido estaba cubierto por un paño de cocina. Suponía que llevaba el almuerzo a alguno de los pastores que cuidaban el ganado. Cuando regresaba, la cesta se percibía más ligera y en su borde se veían asomar lirios, a veces un ramillete de margaritas, nazarenos quizá lavanda, alguna orquídea o amapola. Comencé a pensar en ella como “ la niña de las flores ”. Pasaba alegre y saltarina salvo que viera a alguna persona caminando por el lugar. La había descubierto a través del cristal del granero que daba al camino. El hecho de que estuviera polvoriento y con telarañas lo convertía en un lugar de observación muy discreto Me gustaría hablarle e incluso algún día subir con ella a los pastos y participar en la elaboración del ramito. Se me hacía difícil contactarla pue...