La gota viajera - y II
La gota viajera II Después de aprender y dominar esa situación, sentíamos que había que explorar nuevos mundos y nos dirigimos a mar abierto con la intención de visitar las profundidades. La fauna fue cambiando conforme bajábamos. De pronto una masa enorme y ondulante se fue abriendo paso en dirección a donde estábamos. Una enorme serpiente, grande como un velero, recorría el lugar observando con una cierta frialdad, todo lo que la rodeaba. Nada tenía que temer, sin embargo su aspecto era imponente, armoniosa en sus movimientos y parecía que acababa de capturar algo, o quizá estaba comiendo. Cuando los detalles quedaron claros por la proximidad pude ver que el interior de su boca estaba ocupado por una cabeza de mujer que a su vez observaba todo y se movía con soltura en su interior. Formaba parte de ese curioso ser. Calculé que seríamos muchísimas las desplazadas a su paso, pero al mover su columna en curvas verticales, las desplazadas fueron las que estaban encima y debajo